María & Javier
El mes pasado tuvimos una boda muy especial para nosotros. María, la novia, ha sido muchos años camarera del catering y cuando me llamó para comunicarme que quería casarse con nosotros me dio una gran alegría.
Además, me comentó que no lo había dudado ni por un momento, ya que aunque al principio había trabajado en la competencia precisamente lo que veía en otros caterings en la trastienda, le hizo decidirse por nosotros, lo que para mi supone un doble éxito.
Tuvimos mala suerte, el día estaba horroroso, pero los novios, cuando nos visitaron el día anterior decidieron que eso era inevitable y que la lluvia no iba a conseguir amargarles el día, así que con una pareja con tan buena disposición, todo resultó mucho mas fácil.
Esa mañana se presentó en mi casa a las 8,30 de la mañana a traerme los ramos de las amigas y ¡Qué gustazo de novia! En vaqueros con el pelo chorreando y con una energía envidiable, diciendo “no pasa nada” esto es lo que hay, no saben las novias lo que ayudan ver esas reacciones.
Cuando llegaron los novios ya no llovia pero solo de poner la cola en el suelo se fue empapando, así que, con muy buen criterio tomó una decisión salomónica. Yo le puse a una camarera que hacia de “Pippa Middleton” que le iba recogiendo la cola y cuando había que posar la dejaba en el suelo de forma muy lucida.
El fotógrafo contento porque pudo hacer unas fotos espectaculares y la novia, muy acertadamente, decidió que iba a saludar con la cola puesta, pero que inmediatamente se la quitó ya que el peso que iba cogiendo era insoportable. Lució su traje en la iglesia y en el saludo inicial, después se dispuso a disfrutar su boda, cosa que consiguió.
Cuando terminó la comida consiguieron algo que les hacia mucha ilusión y que durante el tiempo anterior a la boda parecía una obviedad y es que se pudiera disfrutar un poco del jardín.
Como el tiempo decidió dar una tregua pusimos el café y las primeras copas en el jardín, con lo que los invitados salieron y disfrutaron un rato de la casi primavera sevillana, ya que como el novio es del norte había muchísimos invitados de esas tierras que lo agradecieron y no hacían más que hacerse fotos con un Sol radiante.
Lugar: Hacienda Saltillo Lasso
Catering: Santa Teresa
Decoración: Mirka
Fotografías: Juan López